Aceptando mi realidad.

13.4.24




Fracasos, autoestima y cambios.

Estaba viendo videos de mi infancia y en un momento en vez de sonreír como lo suelo hacer al ver esos videos, casi empecé a llorar y fui a Spotify para escuchar alguna canción que me haga sentir mejor, pero se me apareció una sugerencia y me hizo sentir mejor en algo más.

Haber escuchado ese Pódcast 20 - Lo que nunca he contado sobre mis redes sociales. Soy un influencer fracasado de Alejandro Puértolas, me hizo sentir comprendida en varias cosas de mi vida, empezando con los cambios que tuve en estos últimos meses a mi relación con mis blogs. Es curioso que antes recibía muchos comentarios no solo en mis blogs, sino también en mis redes sociales, de muchas personas de varios países que me decían cosas tan lindas y ahora no hay casi nada, por ejemplo.


No sé si la palabra es admirar, pero es algo similar a eso, lo que me hace sentir que él se pueda llamar fracasado. Yo no puedo llamarme así ni siquiera en broma, aunque haya tenido varios fracasos y más últimamente, entonces eso me dejó pensando. ¿Tiene que ver con el ego? ¿Cuál de los dos tendría mejor autoestima? 


Ayer, mientras trataba de escribir sobre mí, para empezar a conocer más a mi yo de ahora, me puse a pensar en todas las veces que sentí que había acabado con mis días superafectados por mi salud mental, como cuando después de haber dejado el colegio 3 veces me iba muy bien en la escuela nocturna, pero empezaron a hacerle bullying a mi única amiga y a mí, incluso me quisieron lastimar físicamente, así que tuve que dejar de ir, y aunque mis compañeros fueron a mi casa a decirme que vuelva, que no tenían problemas conmigo, yo ya había decidido dejar de ir porque era un ambiente horrendo. O cuando al otro año empecé a ir a un instituto a distancia para terminar los estudios y mi papá tuvo dos ataques al corazón. O cuando por primera vez podía salir sin algún familiar mayor que yo y pude empezar a salir románticamente con alguien, todo era lindo, incluso mis notas en el instituto, pero de la nada una de mis perras muere, mis dos computadoras también, mi mamá tiene cáncer y no puedo decirle a nadie, me paso meses ayudándola un poco y muere. O cuando empecé a tener buena relación con mi papá después de toda una vida sintiendo frialdad y empecé otra vez a salir más, obtengo el título de maquilladora profesional, todo parece ir bien y aparece una pandemia, mi papá empieza a tener cada vez más síntomas de demencia y su familia me trata supermal al punto de decirme que deje de vivir en esa casa y mis pensamientos suicidas aparecen otra vez después de todo un año sin haber tenido pensamientos parecidos. O cuando quise empezar todo de nuevo, aunque haya empezado de a poco y una de mis perras tiene cáncer y no hay plata y pido de mi herencia, pero mi medio hermano que vive en España superlejos me trata muy mal por la herencia, y hay tensión y después mi perra se escapa y otra de mis perras tiene cáncer y mi papá empeora; yo no puedo dormir ni de día ni de noche al cuidarlo, estoy siempre en modo alerta y es una pesadilla constante, pero sus familiares dicen cosas horribles de mí y ellos nunca visitan ni saben nada, aunque por 'suerte' algunas de esas relaciones mejoran cuando mi papá ya está por irse y muere. Podría seguir así y lo escribo de una forma rápida, sin ganas casi, pero sentí tanto en todos esos años, mis 20s fueron sufrir más que todo, y tuve fracasos por mi salud mental. No tuve vida 'normal' desde que dejé el colegio a los 16 años; el vivir encerrada y sufriendo por salud me hizo perder de tanto y creo que si no viviste algo así o no sos una persona con mucha empatía, no vas a comprenderlo. 

Quizás no me podría llamar fracasada porque si fracasé fue por cosas externas, cosas que no pude controlar y a mi salud tampoco la puedo ni pude controlar, ojalá todo fuera tan fácil. 

Tengo 29 años y experimenté situaciones que mucha gente experimenta teniendo más años, pero también todavía no experimenté situaciones que gente de mi edad sí experimentó muchísimas veces. Esa parte de mí, me es muy confusa. 

Durante toda mi vida viví muy bien gracias a mis padres; ellos me dieron lo que necesité y me dieron más, como mi mamá que me hacía comida muy rica y yo no conocía lo que era el hambre, ya que me podía decir que una pizza entera era para mí y después me daba duraznos con dulce de leche. Yo ya sabía lo afortunada que era desde muy chiquita porque tengo este recuerdo de que en la primaria los demás ni siquiera se imaginaban que existían canales como Disney Channel y Nickelodeon, pero ahora que tengo 29 y que paso hambre seguido por no tener plata, eso me hace apreciar más a mis padres y a mi infancia. Tengo deseos que antes eran mi realidad, todo muy simple, como el tener Wifi, el tener Spotify Premium, el poder comprarme cremas para el cuerpo y manos, el poder ir a un concierto y el poder comer cuatro veces al día. 

Con mi hermano hablamos mucho de esto y no queremos dar lástima y queremos seguir adelante aunque estemos muy metidos en un hueco horrible. Los dos estamos en un momento de nuestras vidas en el que todo parece estar mal, pero por lo menos podemos disfrutar de los buenos momentos que se aparecen, no nos andamos quejando, así que hay fracasos, pero hay fuerza y esperanza, aunque cueste mucho y más ahora que en Argentina todo está tan raro. Creo que los dos somos muy fuertes. 

Entonces, el haber escuchado ese Pódcast me hizo sentir mejor con los fracasos que estuve viendo, míos y de otros seres queridos. Es normal no tener siempre éxito. Me gusta mucho haberme topado con ese Pódcast, porque aunque lo más probable es que la vida de ese hombre y la mía son muy diferentes, está muy bueno poder escuchar a alguien hablar de esa forma. ¿Quién sabe lo que nos depara el futuro? La mayoría de mis días parecen iguales, solo que en todos lucho un poco más para poder salir de lo feo de esta nueva rutina, y pase lo que pase, sé que voy a seguir así hasta el último día de mi vida. 


La vida es de los valientes, pero no de los valientes que se enfrentan a peligros inmensos, los valientes que se levantan cada mañana después de haber recibido un no. Los valientes que se ponen otra vez en pie con más energía, con más motivación después de haber caído. Los valientes que se hacen una herida, se levantan y siguen. Los valientes que no le temen a caer, que no le temen a fallar, que no le temen a perder, que no le temen a la vida. 



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